La juventud de Natanson

José Natanson, con buena pluma y buena leche, se viene preguntando por la juventud. Más precisamente por algo que se puede nombrar como «juventud kirchnerista». Natanson pregunta crudamente en el Página de hoy ¿qué le aporta la juventud al kirchnerismo? Estamos tentados a contestar en tono embolado: lo mismo que los «viejos» o las «mujeres», o cualquier segmento poblacional. Nada, al menos en esos términos tan cencistas o etarios. Pero pasemos de eso. No por pedantería, sino por comprensión del pedido: entre tanto Leuconismo gilada, tanto escrache mediático a los «blogueros de Aníbal Fernández», lo de Natanson es la primera piedra que vuela para este lado que merece ser pensada seriamente.

Hay, igual, una validez en el párrafo de arriba. La juventud, en un marco donde no está politizada en términos generales, ni se encuentra en la vanguardia de cambios culturales, no constituye per se un segmento que deba ser analizado muy distintamente de cualquier otro. Ser joven hoy en la Argentina no supone, en sí mismo, nada. Natanson traza una línea directa entre «juventud» e «internet»,  y entre «juventud» y «blogósfera», cuando los que participamos de ella sabemos que muchos blogueros (y muchos de los más reconocidos) tienen unas cuantas velitas en la torta… Por otro lado, basta ver las arrugas de los ídolos musicales juveniles, o sus referencias políticas, o su relación con el mercado, para notar que no estamos en un momento de explosión identitaria juvenil, precisamente.

Pero hubo un Luna Park, y hubo antes encuentros multitudinarios en Chapadmalal y en Córdoba. Hay un «activo», digamos. Unos miles, que en los términos de la política actual es mucho. Cerrando un poco mejor la pregunta del periodista, podríamos preguntarnos qué le aporta ese activo militante al kirchnerismo.

Hay un primer dato a tener en cuenta, y es que esa juventud (esa ínfima parte de lo que son los jóvenes argentinos) es el primer sector social movilizado del kirchnerismo que no estaba previamente activado ni politizado. Es decir, a diferencia de los movimientos sociales, de los sindicatos o de los organismos de derechos humanos,  esos jóvenes son (mos) fruto del actual proceso político.  En una parte importantísima -que muchos pudimos constatar en el terreno- es una nueva participación que fue germinando durante y después del conflicto rural de 2008 y la Ley de Medios. Su naturaleza es extremadamente heterogénea y los blogs y demás «soportes» la representan sólo muy parcialmente. Hay una realidad más nacional de lo que se cree, y dónde han perforado particularmente el formato «hinchada de 687» como también experiencias políticas locales, dónde la rebeldía de la remera del Ché  se trastocó en la rebeldía frente al lockout sojero y el sentido común de «la gente» (mayor).

Hay una doble condición de esos jóvenes que se relacionan con la política. En primer lugar, no vienen con agendas cargadas, en tanto no hubo una experiencia de «lucha y resistencia» de larga data, por cuestiones meramente biológicas, aunque sí con algunos símbolos, creencias y discursos que remiten a los noventa y la crisis del 2001. Pero, al mismo tiempo, a los jóvenes kirchneristas les impacta mucho más lo que el gobierno hace (y como lo hace, a pesar de lo que muchos digan) que las valoraciones sobre «dónde estabas cuando» o «este estuvo como secretario del gobierno de…» tan caras a la generación anterior, que huérfana de combates reales, gusta refugiarse en un archivo censurador y autocomplaciente que siempre la deja impoluta.

¿Qué le agrega (mos) al kirchnerismo? Tal vez, en el mejor de los casos, una base de sustentación ideológica de largo plazo. O sea, todavía está por verse si esa juventud puede transformarse en actor real, con peso político propio, para eso habrá que transitar un camino pedregoso. Pero más seguramente, el kirchnerismo ya cuenta con algunos miles de jóvenes que están convencidos de algunas cosas. Mañana se termina este gobierno. En octubre se pierden las elecciones. Macri presidente. Puede suceder. En esos próximos años, y en los otros posteriores, la democracia argentina -en sus múltiples dimensiones-deberá contar con ese racimo de jóvenes (ya no tan jóvenes, ejem) para ocupar puestos en el Estado, para dirigir organismos públicos o estructuras partidarias. Como dice un amigo: «para hinchar las pelotas». Esos jóvenes kirchneristas tendrán algunas ideas, que fueron alumbradas y se fueron volviendo asfalto en estos largos ocho (o doce…) años de gobierno k. No casualmente, Lanata repite desde hace años como exorcismo de su generación con relación a la de los setenta: «estaban de acuerdo en demasiadas cosas» una respuesta-síntesis del pensamiento posmoderno, pero por sobre todo desarmado y disfuncional de su propia generación. Bueno, para mala suerte de Lanata, ahora también hay algunos jóvenes que están de acuerdo en (algunas) cosas. Seguramente en menos, y sobre todo, en distintas a de aquellos tiempos. Así y todo, seremos muchos los que en los próximos años tendremos como parámetro, como vara de medición, algunos ejes de estos años que llamamos kirchnerismo. Los famosos pisos y techos son también eso: la construcción de una juventud que se formó políticamente en estos años felices y piensa que esto es lo mínimo, el comienzo, la largada. Mañana es mejor.

6 comentarios

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6 Respuestas a “La juventud de Natanson

  1. l

    Sí, es tempranisimo como para vislumbrar los caminos posibles a transitar por esta nueva juventud kirchnerista, peronista o lo que sea.
    Pero para ir arrancando, no seria mala idea imaginar una agenda juvenil que surja de la relación entre la militancia juvenil y los «militados» por ellos en barrios, universidades, etc.
    Tematicas, reivindicaciones y demandas que no necesariamente provengan desde la visión que el Gobierno pueda tener sobre los jovenes en la Argentina o que las organizaciones juveniles crean es la agenda que haya que impulsar como parte del gobierno.

    Para constituirse en un actor politico real con peso que se proponga representar al menos algun sector de las juventudes, tenes que indagar profundamente en aspectos culturales, materiales y de vida común y cotidiana de los pibes y pibas, sobre todo de aquellos que no sienten identificados simbolicamente o emotivamente con el Gob.
    No solo apretar por la implementación de politicas publicas activas que mejoren las condiciones de vida de aquellos que se encuentren en el segmento de 18 a 30 años ponele, generar el marco politico, estetico, simbolico que te permita representar a esa inmensa masa de chicos y chicas a -politicos, que votan a un gobierno K por los beneficios economicos y la gobernabilidad pero que podrían votar tranquilamente a cualquier otro. De eso se trata, Juventud Politica para que? y en beneficio de quienes? Hace falta armar un discurso juvenil? cuales son los discursos o los lenguajes mas adecuados para discutir, interpelar y organizar a una juventud que las mas de las veces no tiene ganas de ser «interpelada» y todas esas cosas.
    Quizás suene siome pero lo ideal sería no tener que dialogar si o si con el Gob. para llevar a cabo iniciativas propias, ¿no? Esa minima independencia programatica y de acción, es necesaria para llenar de oxigeno rebelde esta supuesta nueva juventud.
    l.

  2. Está bueno que levantes la nota de Natanson, porque el tipo es de los pocos que viene pensando en voz alta acerca del rol de la juventud en el proceso político actual. Y está bueno el filtro con el que empezas tu entrada: no hablemos de juventud argentina, sino más bien de los miles que copamos el Luna, y que militamos en algún espacio chico, mediano o grande.

    Suscribo al comentario hecho más arriba: el desafío pasa por pensar en cómo hacemos para interpelar a los millones de pibes que están fuera de la política, más que en acumular poder para la orga de turno. Está claro que la política tiene que ver con la disputa de los espacios de poder, pero con los ojos vendados y los oidos tapados, siempre con la mira puesta en ese frente, nos olvidamos de los problemas de los vecinos de nuestros barrios y las necesidades de los pibes, esos que tienen entre 18 y 30. Tienen que ver -ahí está el desafío para el 2011- que este gobierno gestiona pensando -también- en ellos.

  3. fedevazquez

    «Quizás suene siome pero lo ideal sería no tener que dialogar si o si con el Gob. para llevar a cabo iniciativas propias, ¿no? Esa minima independencia programatica y de acción, es necesaria para llenar de oxigeno rebelde esta supuesta nueva juventud.»
    Eso, eso. Hoy pensaba en esos mismos términos: la maduración del kirchnerismo, debería implicar la separación (al menos parcial) entre gobierno y adherentes/militanes/simpatizantes. Diría «movimiento» pero como que me da grande todavía la palabra.
    No es autonomía, sino separación de roles, no?
    A veces desde los estos ámbitos hacemos un poco la troscada de «que hagan esto, que hagan lo otro» y siempre el destinatario es el gobierno. Está bien, es parte del asunto pedir más, pero también lo es generar una agenda propia, o al menos activar ciertas cuestiones sin esperar la bendición de las autoridades. Lo pensaba hoy con relación a la marcha de ayer por la Ley de Medios. En este sentido: lo de Hebe es horrible y hay que decirlo, no esperar a que la condena «baje», porque tal vez no tenga que bajar, sería mucho más efectivo que se la desautorice desde los otros convocados. Mejorar el kirchnerismo no es mejorar sólo el gobierno kirchnerista, también es mejorar los apoyos al proyecto.
    Totalmente de acuerdo Mariano, militar pensando en la orga, hoy más que nunca es una gilada. Todas, más allá de sus intenciones, siguen siendo micro climáticas.

  4. Hay un antes y un después del «Proyecta Nacional y Popular» y los jóvenes de la patria grande serán actores fundamentales en la resistencia al imperialismo en todas sus caras.

    http://jpgarg.blogspot.com/

  5. Es interesante el planteo , y en buena medida, nos convoca a reflexionar acerca de nuestras aptitudes y expectativas de aquí al futuro. Yo peino 32 años, participo de los blogs y estuve en el Luna, por lo que me considero dentro de la franja etaria aludida.
    Creo que la mayor ganancia que tenemos en esta etapa se encuentra en la generación de experiencia, organización, y nuevos cuadros para nutrir, en algunos años, las filas del partido que pueda poner candidatos afines en la gestión. Entiendo que nuestras exigencias y esa preparación tienen como enfoque al gobierno nacional casi exclusivamente. Tengo la sensación de que existe poca o nula participación política (o el intento) de esta juventud en, por ejemplo, gobiernos municipales o provinciales.
    Reconozco el liderazgo excluyente de la figura de los K hacia los jovenes, pero entiendo que una buena manera de serle útil al kirchnerismo no significa solamente llenar un estadio con militantes, sino también la de dotar de realpolitik a jovenes referentes con posición de liderazgo.
    En ese sentido, debemos considerar la participación de los jóvenes en programas de gobierno locales, con un acercamiento a los problemas reales de los distritos.
    Nuestra participación y nuestra militancia a nivel local debe ser más audible, para ser tenidos en cuenta de manera activa en los distintos niveles de decisión política. En este punto, como se decía más arriba, tenemos que generar una agenda propia que incluya lo local, el trabajo de base, en contacto directo con una administración a la cual acompañar y exigirle una política que nos incluya como actores reales.

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