Al que le quepa el sayo

Lo que sigue es una nota que se publicó en el Ni a Palos del 24 de abril pasado, pero creo que puede ayudar a pensar la coyuntura que se desató a partir del discurso de Cristina de hoy. Más allá de los temores a otro renunciamiento histórico o la admiración a lo que a esta altura es una muestra de valentía y aguante casi extraterrestre, es necesario reflexionar sobre la relación entre sindicato y gobierno. ¿Cómo se hace política con nuestra «corpo»?

La piedra y el vidrio

Fede Vázquez

La frase es atribuida a una militante del PT brasileño, cuando a comienzos de los años noventa se convirtió en funcionaria de una ciudad ganada por la izquierda: “antes éramos la piedra que rompía el vidrio, ahora…somos el vidrio”. Algo de eso debe haber pensado por estos días Evo Morales y buena parte de su gobierno, cuando debieron confrontar fuerte con los sindicatos nucleados en la COB (Central Obrera Boliviana).  El núcleo de la protesta fue el debate por el nivel de incremento salarial que debía otorgar el gobierno. Mientras que la COB se plantaba en un 15%, el gobierno ofrecía un 10, y finalmente se llegó a un 11 y 12%, según la actividad.

Nada del otro mundo. Pero sobre esa discusión se sumaron dos paros generales durante el verano y un más, éste de carácter indefinido, hasta lograr una reunión con el propio Evo. A eso, hay que sumarle ciertas características de la movilización en Bolivia, donde los mineros suelen, por ejemplo, utilizar dinamita en las protestas. O la práctica del bloqueo de rutas y caminos. Más allá de estos elementos “locales”, lo interesante es ver de qué modo, aun un gobierno que suele definirse a sí mismo como un “gobierno de los movimientos sociales” debe, en determinados momentos, actuar con distanciamiento de actores políticos que son, sin dudas, aliados estratégicos. No hay forma de ser la piedra y el vidrio a la vez.  

En una conferencia de prensa, cuando el conflicto empezaba a ser superado, el vice de Evo, Álvaro García Linera, usando sus dotes de sociólogo, definía que “en Bolivia existe un debate sobre el reparto del excedente”. Pero ese debate, que acá solemos llamar puja distributiva, no es sólo entre Estado y empresas privadas, sino también por la capacidad de ese Estado de fijar los criterios de inversión social y gasto público con autonomía respecto de todos los sectores, aún de los aliados reales o potenciales. En ese sentido, y anticipando lo que serán futuros enfrentamientos, Linera explicó que “hay dos opciones: o bien las victorias populares logradas en un momento de gran ascenso social se consolidan institucionalmente o bien hay una tendencia, una presión, por salidas corporativistas, sectorialistas.”

El caso de Bolivia es sintomático, porque suele ser mostrado por cierta izquierda argentina como el mejor ejemplo de lo que es un verdadero cambio, en contraposición a las reformas -a su entender, parciales y tibias- del gobierno de Cristina. Una forma de discutir esto sería una larga exposición sobre políticas públicas bolivianas y argentinas, donde la sorpresa estaría en la similitud de muchas de ellas (por ejemplo en lo referente a la política de cobertura social), otra forma sería identificar los apoyos y rechazos que tiene el gobierno de Evo, que por derecha y por izquierda, también tienen sus parecidos con la situación local (por ejemplo, los paros recientes fueron conducidos los sectores sindicalizados pertenecientes a las capas medias –salud y educación-, una conformación social similar a la de CTA). Sin embargo, el elemento de mayor peso argumentativo es que ambos gobiernos tienen delante de sí el mismo desafío político: la (re) construcción de un Estado con poder de decisión efectiva, real y concreta sobre los recursos económicos que ese mismo Estado genera o ayuda a genera.

Pero esa reconstrucción estatal está, además, atada a una concepción de lo político: es el gobierno, democráticamente elegido por la ciudadanía, el que debe conducir ese Estado y para hacerlo debe tener una autonomía relativa con relación a las corporaciones económicas más importantes (lo que constituye acá y en Bolivia el eje central del conflicto) pero también, y cruzado tal vez por mayores matices, respecto de las organizaciones sociales, políticas y sindicales. Lo que muchos entenderán de esto como una “traición a las bases” constituye, en realidad, la posibilidad de darle alguna respuesta a la metáfora del vidrio y la piedra. Es imposible ser ambas a la vez, aun cuando ese vidrio no cuide más una ciudadela neoliberal y excluyente y esté atento a lo que está a la intemperie, a los reclamos de una sociedad todavía con muchas cuentas pendientes. La autonomía (repetimos, siempre relativa y porosa) del gobierno es también necesaria para que exista ese misma condición en las organizaciones sindicales respecto al poder político. Una tensión permanente, una mesa de negociación siempre servida y siempre a punto de ser levantada. El límite (que en el caso boliviano tal vez se haya desdibujado un poco por lo extenso y profundo del conflicto, mucho menos en el nuestro) está en la percepción de que ambos actores comparten intereses que las corporaciones y oposiciones políticas no dudarían en combatir como si fueran uno solo.

8 comentarios

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8 Respuestas a “Al que le quepa el sayo

  1. Más que ayudar a pensar la coyuntura la describe de manera casi perfecta.
    Con tu permiso, te cito.

    Saludos.

  2. FEDERICO

    No estaria tan seguro de la sagrada unidad Moyano Cristina. Creo que si la coyuntura se abre optima para Massa o para Scioli, Moyano se alineara con alguno de ellos en retroceso y esa nueva alianza aleja mucho a un eventual gobierno de este que esta siendo.

  3. no ignoro que massa y scioli no son lo mismo nique en ete momento sioli y masa estan enfrentados y moyano agita que prefiere a massa. Lo que digo es que moyano puede forzar la quiwbra de la presidenta o sin esa quiebra puede, por cualquier cosa, hacer otras alianzas. En definitiva: desconfio del pronostico de que los intereses comunes determinen univocmente la trayectoria de cristina o moyano

  4. Muy bueno el artículo.
    La analogía es directa, me parece excelente.
    La piedra está para ser arrojada o para ser moldeada y apilada para construir espacios que para que no sean bunkers deben tener vidrios, o sea dirigentes que puedan ver de uno y el otro lado y regular la entrada de luz y dar un espacio apra mirar hacia fuera, hacia el entorno.
    Es eso lo que creo que está pidiendo la presidenta, nuestra Cristina. La de todos y todas. Pero claro como bien decís los que más alboroto y presión meten son los niveles intermedios que participan de la disconformidad mediática y diaria sin pensar en el bosque. En que comparten el país con muchos otros. Y por más que piensen que realmente rompiendo el vidrio, a parte de tener la alegría de pegar en el blanco, van a tener el beneplácito de quien se haga con el poder lo que no se paran a pensar es que va a suceder con el resto. Y como dije, aunque se crean el verso de que a ellos, los que consiguieron romper la vidriera les vaya mejor.
    O sea, como dijo Cristina, parece ser que les importa tres pitos la dirección que ha tomando el país. Ni siquiera valoran que se sienten mucho más seguros que en la historia con respecto a sus derechos sindicales. Básicamente se han olvidado de quiénes son. Esa es mi sensación…
    Con respecto a la CGT y a Moyano, lo cierto es que hace 8 años que no hay un paro general. Eso es un hecho, y Moyano sabe bien de qué se trata.
    Recordemos que la CTA está dividida por lo menos en dos.
    En este momento el 12% de los trabajadores (no es oficial) pertenece a un sindicato. Pero claro, están organizados, mejor o peor lo están, y tienen capacidad de acción sobre todo en un gobierno que no reprime.
    El punto es, cómo ayudar a Cristina… para empezar quizás divulgando las razones del conflicto y qué medidas se tomaron antes de llegar a él.
    Yo creo que hay claras evidencias de que algunos sindicatos se mueven conforme a algún político de la oposición. Otros por lo propio. El tema es cómo… como dice la nota, no es muy distinta a la situación de Bolivia a groso modo. Pero Evoni el pueblo que lo apoya ha encontrado una vía de solución clara al asunto… claro está, militando se suma, siempre.
    salú

  5. Fede

    Muy bueno. Creo en la ¨autonomía relativa con relación a las corporaciones económicas más importantes¨ de la presidenta como en la autonomía hacia un socio como la CGT.

    Pero no por eso considero que es ilusorio pedir, como Cristina, que a un sindicato no solo le importe lo que le pase a sus afiliados. Es como exigir que una sociedad anónima no solo se ocupe de maximizar ganancias.

    El rol de un sindicalista es mejorar los ingresos y ventajas sociales de sus afiliados, el de un director ejecutivo es el de generar el máximo de ganancias a los accionistas de su empresa. Ninguno de los dos tiene como premisa el bien común, más allá de su responsabilidad de ciudadano.

    Del bien común se ocupa la presidenta, en función de su ¨relato¨, de sus posibilidades, de lo justo o injusto de los reclamos y de su margen de maniobra (y de muchas cosas más).

    Moyano aprieta, opera, llena la 9 de julio, pide puestos y todo eso permite que realice su trabajo, el de mejorar la vida de sus representados, con mayor eficacia.

    No se si un día tendremos un país manso en donde las pujas y reclamos se resuelvan sin necesidad de operaciones, apretadas y llenadas de plaza. pero esperando ese momento lo único que pido es que Moyano grite al menos tan fuerte como la UIA.

    Y que Cristina, o quien esté en su lugar, decida en función del bien común.

  6. lola

    cristina toma los problemas como nestor y sale a la lucha, bien por cristina la admiro, y el discurso fue para muchos ojo !

  7. hector felix

    La pregunta del millón seria, enfrentamos a las corporaciones religiosas, militares, empresariales, rurales, etc. para entregarle el gobierno a la corporación sindical?. Si los dirigentes sindicales quieren cargos políticos deben bajar a llano y ganarse los cargos con la acción política.
    Los dirigentes sindicales, tiene la representación de los trabajadores sindical -mente organizados, los políticos con cargos electivos, representan al conjunto del pueblo. A los sindicatos siempre les queda la posibilidad de formar una especie de partido laborista y desde los cargos gremiales competir por los cargos políticos, porque en el peronismo el movimiento obrero es la columna vertebral, de una conducción política, que en este momento es ejercida por Cristina Fernandez de Kirchener.-

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